Esto me enseñó Cupido (a veces por las malas)

El amor no es lo que vemos en las películas, ni para bien, ni para mal.
Es algo tan íntimo, que no tiene nada que ver con nadie que no seamos nosotros mismos.
Amar no es sufrir. Sufrir es estar dos horas trepada en la elíptica en el gimnasio.
Amar no es lo mismo que mal de amores; pero por alguna razón, a veces creemos que van junto con pegados.
Todo mundo nos dice que debemos ser fuertes, pero nadie nos dice cómo.
Creer que ser fuertes es aguantar cosas o situaciones que toquen la frontera de nuestros límites, es un error.
Fuerza, en todo caso, es tener el valor para decir “no” (o en todo caso, “sí”).
Decir lo que sentimos es un acto de valor. Si un día abres tu corazón a una persona, y esta no valora el tesoro que le estás otorgando, elimínalo de tu vida (y si puedes, mándale a tu hermano el karateka).
Rogar no sirve de nada. Si una persona no te quiere y la convences a base de ruegos, lo que siente por ti es amor, no lástima.
A veces, irse es la mejor manera de dejar huella.
Estar enamorado y correspondido es, de verdad, un pequeño milagro. Y no pasa siempre, y no es para siempre, así que si es tu caso, ¡disfrútalo!
Todos creemos que la única verdad que cuenta es la nuestra, y tal vez crecer es reconocer que una certeza es siempre la puerta que abre una nueva duda (mi amigo Gabriel dixit).
El corazón y el ego son vecinos; por eso, cuando nos pegan el ego sentimos que se nos rompió el corazón. Pero no siempre es el caso.
Ningún corazón está completo si no está roto. Si sientes que te lo han hecho pedazos, es señal de que estás vivo.
Una mujer sólo puede tener sexo por una única e inquebrantable razón en su vida: porque quiere. Ni una cena, ni un millón de flores, son pagarés a cambio de un acostón.
Las chicas sólo debemos salir con una clase de hombres: con los que nos gustan.
Si estás harta de padecer mal de amores y quieres una relación, tal vez deberías voltear a ver a ese chico que todas “friendzonean”.
Enamórate de aquel hombre que se levante antes que tú para hacerte un café, que te acompañe a pasear a tu perro y que acceda a quedarse un sábado en la noche a ver chick flicks en vez de ir al antro.
Y si te enamoras, ámalo igual, hazle café, pasea a su perro y ve con él toda la saga de Star wars (aunque te de flojera).
Si quieres ser tratada como princesa, trata al hombre que esté a tu lado como príncipe.
Enamorarse da miedo, pero de los cobardes, nunca se han escrito biografías, así que ¡déjate llevar! Si es el bueno, felicidades; si no, habrá sido una gran experiencia.
Si un día estás tarareando una canción que antes odiabas, y tienes una sonrisa boba permantente, ¡bravo! Estás enamorada.
No sólo se ama a su pareja: se ama al trabajo, a los amigos, a la familia, a los playlist, a los libros y a las películas, pero sobre todo, y por encima de todo, se ama al reflejo del otro lado del espejo.
Si él parece ser el hombre perfecto pero cuando lo ves no sientes que tienes un panal de abejas en vez de corazón, no es mr. Rigth. Y no enamorarse, tampoco es pecado.
El amor debe llegar a complementar el mundo que hemos creado, no debe llegar a salvarnos de nosotros mismos. Nadie te salvará de tus propios demonios más que tú.
Si luego de mucho luchar con ellos, los domesticaste, estás lista para enamorarte.
Cupido no concede caprichos. Llega cuando estamos preparados, no cuando nosotros queremos.
Una mujer sabe que está lista para enamorarse, cuando entiende que los príncipes azules no existen, y piensa cada vez menos en ello.
Siempre habrá uno, o muchos hombres que intenten quitarte la capacidad de soñar. No se los permitas. Tus sueños son únicos, personales e intransferibles.
Tu vida sexual es tuya. Sé responsable, respétala y haz con ella lo que te venga en gana.
Una mujer no vale más o menos por el número de amantes que ha tenido. Si un día un hombre se lo cuestiona, mándale de nuevo a tu hermano el karateka.
En esta época las mujeres somos libres, independientes, exitosas y felices; pero eso no nos convierte en hombres (afortunadamente).
Si estás trabajando hasta tarde en la oficina y el chico que te gusta te manda una canción (que te encanta), tal vez Cupido también esté laborando horas extras.
Si un hombre no es feliz con tus triunfos, lo que quiere es un trofeo, no una pareja. Ciérrale la puerta en la cara.
Al menos una vez al día, dile “te amo” a alguien. A un amigo, amiga, a tus papás… no porque eleve tus niveles de energía, ni porque vayan a dar un dólar a una fundación en pro de nada; pero se siente bonito.
Ríete mucho. No hay mejor afrodisiaco que una sonrisa.
El sexo sin amor es bueno; pero el sexo con amor es como un helado de triple chocolate con nueces, cerezas, y hot fudge.
Nunca digas “te amo” a una persona si no lo sientes auténticamente. La vida te cobrará tarde o temprano la factura.
Si algo te molesta, dilo a la primera vez, no te esperes a explotar; porque entonces la respuesta que recibirás será: “¿Y por qué no me lo dijiste antes?”.
¿Conoces la regla de oro para encontrar el amor de tu vida? ¡Paténtala! Te harás multimillonaria.
Las receta del amor perfecto no existe, pero tiene algunos ingredientes básicos: cariño, compromiso, complicidad, respeto y pasión. Tú decides en qué cantidades.
Abre tus horizontes. Si te gustan los rockstars, sal con un geek. El hombre de tus sueños no siempre es como lo imaginas… muchas veces puede ser mejor.