Todas mis yo

No es común que me enoje. Tengo carácter, sí, pero no necesariamente mal carácter ni soy, como dicen coloquialmente, de mecha corta.

El problema es que, cuando algo o alguien acaba con mi paciencia, me convierto en un ente, mezcla de Godzilla y Carmelita Salinas (sí se acuerdan que antes de «hacer política» hacía cine de ficheras, ¿verdad?) y mientras destruyo todo a mi alrededor, esta boquita pintada de color cereza es capaz de arrojar toda clase de insultos y vituperios a una velocidad admirable.

Comento esto porque hace no mucho, un ente de quien no vale la pena hablar, tuvo la osadía de meterse con alguien a quien adoro con todo mi corazón; y ese alguien, caballero como es, hizo mutis y esperó a que la vida diera vueltas hasta que, el mismo ente llegó con la cola entre las patas a pedir su ayuda.

El caballero de esta historia se portó a la altura mientras yo quería dar patadas como Gremlin furioso y le mostré, a mi caballero caballeroso de lo que puedo ser capaz de decir (y hacer).

El caballero me decía que tomara aire y, un poco sorprendido al ver mi reacción, me dijo «no sabía que podías ser así».

Infiero que «así», se refería a ese toro furioso salido del redil. Y sí. Si la situación lo amerita, puedo serlo, a la vez que puedo ser muchas cosas.

Pensaba en que eso que dicen, de que uno es el que es en todos lados, me parece una gran mentira.

Tenemos nuestros perfiles y manías, sí, pero no somos iguales una noche de amigas que durante una comida familiar que en una junta de trabajo; o mucho menos, en mi caso, cuando estoy dando una conferencia ante más de 100 personas, no soy la misma que sale a correr todas las mañanas mientras habla con sus afectos que están lejos.

Creo que si algo me han enseñado los golpes y las pendejadas que he cometido en la vida, es perfilar a todas mis yo: la dama sexy y silenciosa que saldrá con el caballero en unas noches, a la hija resignada ante las locuras de su madre, a la amante alocada, a la amiga sincera (a veces mucho), o a la chica fiestera que adora el mezcal. A la sobrina paciente que pastorea a sus tías, a la confidente alegre de ciertas amigas, a esta escritora dispersa que a veces no puede actualizar el blog como debe, o a la profesional histérica que entra en pánico cuando algo no sale como lo planeó.

No, no somos los mismos siempre, dependemos de las circunstancias pero algo es cierto: esta vida se trata de ser siempre una versión mejorada de todos esos perfiles que se encierran en un solo cuerpo. A veces uso tenis, a veces tacones, otras ando descalza por la casa, pero procuro siempre, dar felices pasos.

Todas mis yo lo intentan.

Un comentario sobre “Todas mis yo

  1. Qué interesante… mira que poco a poco voy descubriendo todas mis yo!! Pero la verdad es que me gusta como voy disfrutando de ser yo!! Gracias y feliz pasos para ti.

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